En la era pre-digital las organizaciones para avanzar desarrollaban una planificación estratégica a partir de un diagnóstico de situación y una visión de futuro. En el momento actual los efectos de la disrupción digital está acelerando el ritmo de los cambios del entorno de tal manera que ya no es posible establecer una planificación efectiva y con ritmo necesario para aprovechar las oportunidades. Esto nos obliga a revisar profundamente los modelos de gestión.
Estamos en medio de una de las mayores transiciones tecnológicas de la historia, la era digital, donde la digitalización está teniendo un impacto de gran magnitud. Según el análisis de Cisco, en 2015 había 15.000 millones de dispositivos conectados a Internet, y para 2020 este número llegará a más de 50.000 millones.
Este nivel de conectividad sin precedentes creará una avalancha de oportunidades, y los líderes que lo acepten ahora estarán en condiciones de aprovechar todo el valor de la transformación digital para avanzar. Si no lo hacen, se verán desplazados debido a la disrupción digital.
Necesitamos pasar de la planificación estratégica en actuaciones en varios años, a un modelo de análisis y decisión mucho más rápido, lo que exige mantener la atención en la evolución del entorno, interno y externo que afecta las oportunidades y riesgos de la compañía, con el fin de convertirnos en empresa disruptora.
Los consumidores son más exigentes que nunca, desafían constantemente a las empresas. Las personas expresan sus expectativas y experiencias, se han acostumbrado al poder de los medios sociales y los dispositivos móviles, viven en un modo de gratificación instantánea. Nunca se conforman con menos.
Las empresas tradicionales necesitan transformarse constantemente para mantenerse al día; deben adaptar sus estrategias a través de un bucle eterno que empieza por reconocer el comportamiento de clientes y la evolución digital de la actividad de negocio. A partir de aquí hay que proponer un modelo que transforme las amenazas digitales en oportunidades y finalmente implantar el modelo de transformación en el proceso, la cultura y sistemas de negocio.
Llegado a este punto el trabajo no estará todo hecho, porque la dinámica de cambio del entorno se continúa el entorno de disrupción digital es constante y requerirá que las organizaciones y los gobiernos adquieran un nuevo nivel de agilidad que les permita no sólo cambiar lo que hacen, sino también adaptarse con frecuencia.
Para agilizar la capacidad de cambio, las organizaciones evolucionan hacia modelos Agile, con equipos multidisciplinarios, coordinados por responsables que representan las necesidades del cliente, sin función jerárquica.
Se imponen equipos con mayor responsabilidad, autogobierno, basados más en la confianza y con menos jerarquía y autoridad, donde la definición de roles es más fluida.